Las biografías definitivas de grandes artistas requieren años de investigación, horas de charlas íntimas con familiares y amigos, la reconstrucción de anécdotas, amores y crisis, visitas a los lugares donde se desplegó la historia, y una inmersión profunda en la obra y las emociones de sus protagonistas. Cerati. La biografía ha recorrido ese camino.


Juan Morris ha escrito un retrato conmovedor con detalles inéditos y una notable habilidad narrativa para reconstruir escenas desconocidas. La última gira, el accidente cerebrovascular, la infancia en Villa Ortúzar, la génesis de Soda Stereo, la obsesión por la creatividad estética, el amor, los hijos y, sobre todo, momentos únicos que transforman a una persona y que nos hacen sentir que hemos presenciado esa historia de vida única, extraordinaria y eterna.

Fragmentos:
“—Agarrate —le dijo. Mientras lo levantaba, Gustavo tiró su brazo por atrás del hombro de su amigo.
Taverna lo sentó en la máquina donde le iban a hacer el estudio. Tenía la mirada perdida y la boca entreabierta. Después del estudio lo volvió a cargar en la camilla, lo tapó con una frazada y los enfermeros lo llevaron al cuarto piso para hacerle otro análisis.
Media hora más tarde lo dejaron en la habitación y decidieron avisarle a la familia. Gustavo había sufrido un ACV y su cerebro se había inflamado tanto que estaba haciendo presión contra el cráneo. Tenían que operarlo con urgencia.”

“En diciembre, la Argentina recuperaba la democracia después de siete años de dictadura, Raúl Alfonsín asumía como presidente y en los sótanos Gustavo, Zeta y Charly ganaban músculo escénico y crecían como banda, alimentando sus sets con canciones más maduras como ‘Afrodita’ y ‘Sobredosis de TV’. El uniforme de Cerati para salir a tocar era siempre el mismo: una remera naranja con las mangas cortadas y un # negro estampado en el pecho, un pantalón marrón militar con bolsillos a los costados y borcegos. Cuando volvía de trabajar, Juan José se cambiaba el traje por un jean y una camisa y la llevaba a Lillian a ver a Gustavo. Aunque Soda tocaba en sótanos húmedos y lugares llenos de punks, ellos [sus papás] no se perdían ningún show.”
“No sólo los habían querido matar, ahora también los perseguían. Los mensajes estaban firmados por una letra ‘M’. Paola le reprochó que sus fanáticos querían enloquecerla.
Todo se estaba volviendo demasiado perturbador. M era alguien que conocía el auto de Gustavo. Que sabía adónde iban a comer. Dónde vivían. Que los seguía cuando salían. Tenía que ser alguien del entorno. Gustavo empezó a sospechar de algunas personas, pero a sus amigos algo en toda la historia les sonaba extraño. Después de que intentaran acuchillarlos en Bahía Blanca, la aparición de M era perfecta para alimentar su paranoia.”
Juan Morris nació en Buenos Aires en 1983. Desde 2005 escribe para Rolling Stone, donde se desempeña como secretario de Redacción. Algunas de sus notas fueron publicadas en medios internacionales como Gatopardo de México, Esquire y Don Juan de Colombia, Internazionale de Italia y Courrier International de Francia. Dicta clases de escritura creativa y semanarios de periodismo narrativo.
@juanmorris83